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El particular via crucis de Francisco Camps

Estamos en Semana Santa: tiempo de reflexión y tradición popular, donde conmemoramos la crucifixión de Cristo y su resurrección. Los últimos momentos de la vida de Jesús se resumen en el recorrido de los famosos via crucis, cuyas etapas o estaciones son:

  • Primera Estación: Jesús en el huerto de los Olivos.
  • Segunda Estación: Jesús, traicionado por Judas, es arrestado.
  • Tercera Estación: Jesús es condenado por el Sanedrín
  • Cuarta Estación: Jesús es negado por Pedro
  • Quinta Estación: Jesús es juzgado por Pilato
  • Sexta Estación: Jesús es flagelado y coronado de espinas.
  • Séptima Estación: Jesús carga la cruz.
  • Octava Estación: Jesús es ayudado por Simón el Cirineo a llevar la cruz.
  • Novena Estación: Jesús consuela a las mujeres de Jerusalén.
  • Décima Estación: Jesús es crucificado.
  • Undécima Estación: Jesús promete su reino al buen ladrón.
  • Duodécima Estación: Jesús en cruz, su madre y el discípulo
  • Decimotercera Estación: Jesús muere en la cruz.
  • Decimocuarta Estación: Jesús es sepultado.
  • Decimoquinta Estación: Jesús resucita.

Supongamos por un momento que en vez de ser Jesús de Nazaret el arrestado, juzgado, castigado y finado, hablásemos de Francisco Camps, nuestro excelentísimo presidente autonómico. ¿No cree el lector que hablaríamos de un via crucis muy diferente? Vamos a comprobarlo...

Primera Estación: Camps, pletórico, contempla desde la terraza del edificio Veles e Vents la entrada de los veleros participantes en la última edición de la America´s Cup, un evento que le ha proporcionado gloria infinita, baños de multitudes y un motivo más para inflar sus discursos de palabrería vacía pero grandilocuente. Hasta el sol parece esbozarle una sonrisa y guiñarle un ojo, en señal de aprobación y complicidad.

Segunda Estación: Unos agentes de la fiscalía anti-corrupción, cual vulgares "men in black" con traje y gafas incluidos, irrumpen de repente en el Veles e Vents... la oscuridad se cierne sobre Paco. Se aproximan a su púlpito y le comunican mediante citación oficial que les acompañe.

Tercera Estación: Ya ante el juez Garzón, cabecilla del sanedrín anti-corrupción, es acusado de hasta ¡cinco! delitos diferentes, que van desde la prevaricación al cohecho, pasando por la financiación ilegal del partido.

Cuarta Estación: Cuando Camps es preguntado por su relación con el Bigotes, y el Bigotes a su vez preguntado por Camps, ambos niegan hasta conocerse... pero Garzón tiene en su poder unas grabaciones en las que ambos se dedican lindezas y palabras de amor: "amiguito del alma", "Álvaro, cómo te has pasado con el regalo de las niñas", "te quiero un güebo, hijoputa".

Quinta Estación: El juez De La Rúa, amigo de Camps, decide lavarse las manos como Pilatos a la hora de juzgarle, archivando el caso y pasando la pelota a otro tribunal.

Sexta Estación: Aquí es donde a Paco Camps le llueven mil críticas y acusaciones, especialmente desde sectores de la oposición. El linchamiento es merecido, sin duda. Incluso algunas voces de su organización se pronuncian al respecto. Muchos quieren moverle la silla, y aprovechan la coyuntura para filtrar información y así imposibilitar su reelección como candidato a la Generalitat.

Séptima Estación: Aquí es donde la historia empieza a variar... Mientras Jesús cargó con la cruz, Paco Camps lo va a evitar a toda costa. De inmediato, los teléfonos de las redacciones de Las Provincias, Canal 9 y la Cope empiezan a echar humo. La orden es clara: lavarle la cara al ínclito president a toda costa. ¿La estrategia? Contrarrestar las acusaciones con vendettas y más acusaciones hacia todo el que alce la voz contra el president. Y, en todo caso, ante noticias de flagrante indiscutibilidad, silencio mediático. Todos quietos y callados.

Octava Estación: Del mismo modo que Simón ayudó a Cristo a llevar la cruz, a Paco debe ayudarle alguien a llevar la suya. Genial idea: vamos a cargarle el paquete a alguien de confianza, pero lo suficientemente tonto como para actuar de chivo expiatorio ante la opinión pública, al menos durante una temporada, y así desviar las miradas de la pretendidamente impoluta imagen política de Camps. Ricardo Costa, alias "Richie Lacoste", será el elegido.

Novena Estación: Mientras Jesús, en esta estación, daba una lección de sincero pundonor a sus sufridoras devotas y las tranquilizaba, Camps hacía lo propio con la militancia. Un par de baños de multitudes ante sus más fieles y aborregados palmeros y medios de comunicación afines serían más que suficientes para que los "tontos útiles" del entorno gaviotil sigan creyendo que "después de Paco, no hay nada".

La Décima Estación es la que nos queda por ver... podrá prometer, podrá patalear, podrá poner a su presidente nacional, el centrista y blando Rajoy, en la picota... pero, indefectiblemente, la más que segura crucifixión pública de Paco Camps está por verse pasadas las elecciones de mayo. La muerte y sepultura política de Camps se augura desde todas las perspectivas posibles, y a buen seguro algunos miembros de la cúpula popular se están frotando las manos, anhelantes y golosos de ocupar la silla presidencial. Ya se sabe que a rey muerto, rey puesto. Lo que podemos tener claro es que la Decimoquinta Estación del via crucis ya nunca le llegará al sr. Camps: la resurrección.

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