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¿Quién nos representa en Madrid?


Las comunidades autónomas con peso y voz en Madrid negociaron a conciencia y en su momento el sistema de financiación autonómico.


Por eso, de 11.000 millones de euros, casi 4.000 fueron parar a Cataluña. Y si hacemos la suma de fondos que recibieron los feudos socialistas catalán y andaluz, tenemos que entre las dos autonomías se repartieron casi la mitad del presupuesto. Electoralismo socialista, dirán algunos con razón. Si, pero por añadidura el Consell Valencià del Partido Popular se limitó a seguir el guión marcado por su matriz de Génova.

Se deduce, por tanto, que la voz de la Comunitat Valenciana en Madrid tiene realmente un perfil bajo, muy bajo. Si añadimos a esto que los sucesivos gobiernos que han sufrido (y nos han hecho sufrir) la desgracia de pactar con alguno de los partidos nacionalistas de turno, han convertido el "Estado de las Autonomías" en el "Estado de las Asimetrías", se pueden empezar a entender muchas cosas.

La consecuencia es que seremos la tercera comunidad que más dinero devuelve, habiendo percibido escasamente cerca de 1.300 millones de euros. Ahora, los valencianos deberemos devolver al Gobierno central 635 millones de euros en los próximos 5 años.


Tras esta breve exposición de datos macroeconómicos, no cabe otra posibilidad que llegar a la inequívoca conclusión de que los ciudadanos valencianos, por h o por b, seguimos sin ser representados en Madrid por ninguno de los 2 partidos del duopolio. Y las consecuencias ya se están haciendo visibles: nuestro estado del bienestar peligra, especialmente en lo concerniente a Sanidad, Educación e Infraestructuras.


La Ley de Dependencia que entró en vigor hace ya tres años y supuso en su momento todo un desahogo para muchísimas familias, y cuyas ayudas llegan con cuentagotas, tarde, mal o nunca en numerosos casos todavía, sólo sirven como arma arrojadiza entre PP y PSOE. Y la realidad es que el Gobierno de España dotó con insuficiencia la asignación a dependencia, y el Consell se ha visto abocado a redirigir la asignación estatal a tal efecto a cubrir otras deudas estructurales y partidas que han considerado prioritarias.

El recorte de subvenciones a centros de atención a mayores y dependientes puede dejar en estos momentos en la calle a cerca de 1.800 personas.

Los recortes en educación que el Consell se ha visto abocado a realizar provocarán que se vean afectados los programas de atención a las necesidades educativas especiales del alumnado, así como los desdoblamientos en las clases prácticas de la Formación Profesional, o la eliminación de grupos en las Escuelas Oficiales de Idiomas. Sin contar el flaco favor que se va a hacer a la cultura musical valenciana con los recortes en este sentido, que además conducirán a muchas escuelas musicales a cerrar sus instalaciones y a gran parte del profesorado musical a la cola del INEM.

En materia de infraestructuras, si unimos el reciente recorte del Ministerio de Fomento a los ya habituales del Consell, nos encontramos con un panorama desolador: 32 actuaciones viarias que se han caído del presupuesto de Fomento (entre ellas la llegada del AVE a castellón), y 117 actuaciones que se han descolgado en los presupuestos autonómicos.

Ante este triste escenario, de nada sirve ya al ciudadano valenciano tomar parte en el juego de acusaciones y maniobras de distracción a las que nos tienen acostumbrados los partidos mayoritarios: evidentemente ninguno de ellos trabaja en clave valenciana. Con un Partido Popular desorientado por sus casos de corrupción en las tres provincias valencianas y emborrachado de éxito con su vorágine de obra pública y eventos elitistas a discreción, y un PSOE preso de las deudas contraídas con sus desagradecidos socios de gobierno, al ciudadano valenciano no le queda otra posibilidad que buscar una alternativa política que realmente vele por los intereses de esta tierra, sin más obediencia que a las necesidades de la ciudadanía, y libre de deudas políticas para defender con total contundencia en Madrid a la Comunitat Valenciana en todos los ámbitos.

El catalanismo como especie invasora

De todos es sabido que en la naturaleza, cada nicho ecológico está directamente relacionado con los que le rodean, dependiendo unos de otros, en un delicado equilibrio, donde cada especie, tanto animales como vegetales, necesitan los unos de los otros para preservar su propia subsistencia.

El problema viene cuando, de la mano de seres extraños, una especie foránea es introducida artificialmente en un nicho concreto al que no pertenece, una especie invasora que derruye los cimientos mismos del precario equilibrio natural, adueñándose del espacio que corresponde a otra especie, desplazándola y erradicándola sistemáticamente, creando de esta manera un desequilibrio y amenazando al resto de especies de su entorno.

Pues bien, en nuestro hábitat (la Comunidad Valenciana) se ha introducido deliberadamente una especie altamente invasora, la de los catalanistas, que han tomado las universidades, los centros de enseñanza, asociaciones de padres de alumnos, las administraciones públicas,etc.

De la mano de los que los introdujeron en el nicho ecológico que nos pertenece a los valencianos, se les concede la gracia de las subvenciones, dádivas y prebendas, con lo que continúan extendiéndose como si de un cáncer se tratara, y eso exactamente es lo que son, un cáncer en fase de metástasis que ya está alcanzando los órganos vitales de nuestra sociedad, los niños y jóvenes en edad de estudiar, a los que se adoctrina sobre una serie de mentiras y falsedades históricas, convirtiéndolos así en nuevos miembros de la especie invasora, ayudándola involuntariamente en su macabra misión: la total extinción de la especie autóctona, el valenciano de pura cepa.

Ésta nueva especie goza de la ventaja de la escasa presión de depredadores naturales, pero también es sabido por todos que algunas especies de depredadores son especialistas, centrados en un tipo concreto de presa, y es aquí donde entra en juego el más temido enemigo del catalanista, del que nada más oír su nombre, el catalanista tiembla, un depredador que no ceja en su empeño y que no parará hasta saciar su voraz apetito en favor de la especie autóctona. Éste animal es natural del nicho ecológico que ocupamos los valencianos que no nos queremos rendir ante los embates del catalanismo, y como tal depende de nosotros, al igual que nosotros dependemos de él, pues nuestro futuro está íntimamente ligado.