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Navarra sobre la mesa. ¿Lo próximo será Valencia?


Zapatero negoció con ETA la creacion de un órgano común vasco-navarro y la creación de una eurorregión con las 7 provincias de "euskalherria". Y se jacta de ello sin tapujos, como el niño travieso que espera que le rían la gracia.

Como español, este tema me preocupa en la medida en que puedo ver peligrar el Estado Constitucional y de Derecho, y me avergüenza en tanto en cuanto veo un gobierno tan débil y errático que es capaz de jugarse a los chinos con los terroristas algo tan serio e importante como el futuro de una Comunidad Foral y la normalidad democrática de toda una nación.

Pero como valenciano, y comprometido militante del valencianismo político, el tema, por añadidura, me llena de indignación y malestar.

¿Qué podemos esperar los valencianos de este gobierno? Zapatero hubiera cedido a las presiones del terrorismo armado de ETA, de no ser porque éstos truncaron el proceso de negociación poniendo una bomba en la T4 de Barajas y provocando, una vez más, dos víctimas mortales.

Y me reconcome la duda, porque creo que, por simple traslación racional, Zapatero es perfectamente capaz de ceder ante el terrorismo institucional y cultural que la clase política catalana ejerce sobre la Comunitat Valenciana (y Baleares, y la franja oriental de Aragón), si en algún momento a estos delirantes "segadors" fascistófilos se les ocurriera poner sobre la mesa de negociación la oficialización de los países catalanes mediante la creación de un órgano supra-autonómico y la inclusión de nuestras tres provincias en esa pretendida "eurorregión", a cambio del apoyo necesario para seguir facilitándole la presidencia, de la aprobación de unos presupuestos o por simple guiño de simpatía.

"Eurorregión" es un eufemismo muy socorrido para los nacionalismos excluyentes y sus socios del duopolio dominante. Pero como todo eufemismo, significa otra cosa. Y por mucho que se estrujen el seso los ideólogos del reich del pambtumaca por disfrazar la realidad, o por ponerle a su falacia una cara más amable, la eurorregión que enunció Maragall hace unos años no es más que una actualización de la imperialista cantinela que los valencianos llevamos sufriendo desde... siempre.

Zapatero ha rebasado todas las barreras de lo máximo permisible a un presidente del Gobierno de España. Ha ido incluso más lejos que el PP de Aznar, que ya facilitó en su momento la penetración total y posterior oficialización del idioma catalán en nuestro territorio a cambio del apoyo político de la CiU de Pujol. Mucho más lejos.

El sr. presidente ha violado el pacto anti-terrorista, la confianza de los ciudadanos y los más básicos principios constitucionales, entre una larga lista de despropósitos. Y cuando un político es capaz de traicionar las bases de la convivencia pacífica y de la normalidad democrática, sólo se le puede exigir una cosa: la dimisión inmediata. Antes de que sea demasiado tarde.

"Catalizando el catalanismo"

Los ególatras independentistas catalanes que no ven más allá de su cultura del montón, su lengua gasco-lemosina y un odio infundado y criado con el correr de los años que se ha ido alimentando de falacias a unas larvas sectarias que han conseguido prender las alas en una democracia corrupta y libre de coherencia. Ahora se levantan una vez más, empuñan sus pancartas, sofocan en voceríos los pobres victimistas que luchan por su nación catalana, sus cuantiosos poderes perdidos y lo que ellos creen que les pertenece; como los árabes con Al-Andalus o la Alemania del Tercer Reich con Austria.

Mientras en el resto del país, restan importancia a lo sucedido, como si del berrinche de un niño se tratara, preferimos hablar de deporte o la prensa rosa, de la lotería del estado o cualquier freak que con cuatro días salta al estrellato de la fama para terminar estrellándose. La independencia catalana llegará con el tiempo, y tras ella comunidades que no tenían a priori la idea de hacerlo -viendo el festival de estupidez que se vive- se apuntará al carro y nos desmembraremos yendo de nuevo otra vez más contra la ideología progresiva europea de estar cada vez más unidos.

Las razones independentistas se crean por un odio que nació en un resquemor, más tarde llega la profanación, el embuste y engroso de hechos que defecan en mentes cerradas que lamentablemente no tuvieron la oportunidad de ver mundo y se contentaron escuchando y leyendo lo que les escupían dignificados catalanistas de bolsillos servidos.

Mi postura se cierne en aceptar el error cometido del que la sociedad española demuestra no escarmentar y aceptar el desmembramiento de la segunda ciudad de España que a mi entender, la malcriamos con demasía. No considero apropiado obligar a una población maltrecha a seguir sintiéndose hija de una patria, como no es justo atrapar de pies a quien quiere salir de cualquier inmueble. Si se quieren emancipar que lo hagan ateniéndose a todas las repercusiones tanto positivas como negativas; según la gestión de su estado con fanatismo y afán de reculturizar la población, la hipocresía que desde hace demasiados años alimenta al catalanismo, la tirria que tienen con quien no piensa como ellos,... Sólo les llevará a la situación que se merecen y han ido cociendo a fuego lento.

"No lo reduzcamos todo a un éxito deportivo", por Josep Puchades


No quepo en mi de pura estupefacción: asisto a una histeria colectiva, desatada a raíz del triunfo de la selección española de fútbol. No digo que el hecho no merezca una celebración, es un hito en la história del fútbol español y como tal debe ser tratado, pero héme aquí, sentado en la barra del bar del pueblo, gozando de la alegría de mis conciudadanos, cuando me doy cuenta de que ya nada importa, todo son risas y vítores a un jugador, un equipo o a las dos cosas.

Con la cabeza fría y sin el clamor popular rugiendo en mi cabeza (he de decir que a mi el fútbol me trae sin cuidado), pienso en la gente que a diario se ve abocada irremisiblemente a las listas de desempleados que, hoy por hoy, copan el INEM y son el problema más acuciante al que hay que hacer frente desde todos lo ámbitos, y sólo veo la repetición de la jugada del gol de la victoria, lógicamente se me revuelve la conciencia al ver que nuestro futuro a corto plazo queda eclipsado por algo nimio y falto de interés en lo que se refiere a nuestro propio bienestar.

En la Comunitat Valenciana (en el resto del territorio nacional desconozco la situación), nuestros dependientes siguen esperando que se les lleguen las ayudas, prometidas hace tanto tiempo por el ejecutivo y que todavía están en el aire, o sólo solventadas de manera parcial, a parches, como es costumbre en nuestro adorado país, donde los que tienen que hacer algo no lo hacen. Pero el mundial es nuestro, y que conste que me alegro, aunque me indigna que incluso un cefalópodo descerebrado tenga más crédito entre la población que la funesta subida del IVA, que tantos puestos de trabajo más nos va a costar, o el índice de criminalidad, directamente relacionado con la inmigración ilegal descontrolada.

Al grito de "todos con la roja", hemos sido capaces de ir todos a una: en la alegría y emoción que el acontecimiento merece, se han visto unidos pueblos que parecían estar más a favor de la ruptura total de la nación. Hemos entonado el "yo soy, español, español" hasta en el rincón más apartado de la península y archipiélagos, y yo, como español que soy, me siento orgulloso de ello. La vena patriótica se ha convertido ahora en arteria, vertebradora de una nación que hasta ayer estaba dividida, y que mañana, desgraciadamente, una vez pase el fervor de la ansiada victoria, volverá a estar dividida.

Pero cuando el grito se alza desde la garganta de los más desfavorecidos, gente que no tiene un puesto de empleo ni atisba la posibilidad de conseguirlo dada la terrible situación del mercado laboral, o que tienen que asistir a comedores de beneficencia, que han sido expulsados de sus hogares por no poder pagar la hipoteca, y así un largo etcétera, entonces es cuando no nos sentimos capaces de unirnos. Y es entonces cuando realmente es necesario ir todos a una, cuando le fallamos a nuestro pueblo y volvemos a dejar en manos de los de siempre nuestro futuro, consiguiendo así poco más que ser dirigidos como corderitos... al matadero.

¿De qué nos sirve nuestro patriotismo si no lo usamos cuando es necesario? ¿Es demasiado esperar por mi parte y por parte de mi pueblo una reacción apropiada al problema que nos está llevando a todos a la quiebra? España no ha llegado donde está gracias a los pelagatos que nos gobienan: llegó a ser un imperio que se forjó sobre la voluntad y capacidad de sacrificio de las gentes que lo componen, y en esas manos está el valor de enfrentar las adversidades, pues muchas son las tareas pendientes que nos quedan por arreglar y nos dividen, pero debemos no obstante unirnos e ir juntos hacia un futuro más grande si cabe, más glorioso, aunque no volvamos a ganar otro mundial en la vida.

El triste momento económico valenciano


En antiguos posts de mi blog personal hice referencia a mi intención de exponer los principales datos agregados de la economía valenciana e interpretarlos. Los números no mienten, y en este caso sólo son susceptibles de ser leídos desde la defensa de los intereses netamente valencianos y poniendo en evidencia la estrategia de escaparatismo electoral y los excesos demagógicos de un gobierno que se ha convertido, por muchos motivos, en inmerecedor de la confianza electoral del pueblo valenciano, al cual ha traicionado en algunos aspectos (principalmente culturales e identitarios, aunque no sea ahora el tema que nos ocupa), o simplemente ha dejado de representar en otros para representarse a ellos mismos en pro de la perpetuación en el poder, en sus elegantes despachos, sus Audis full equip, sus carísimas vestimentas y sus económicos menús con Rioja y marisco por 4,50 €.

Pero pasemos a lo que verdaderamente nos interesa a los ciudadanos:

La tasa autonómica de paro alcanzó el 22,56% en el cuarto trimestre de 2009, casi 4 puntos por encima de la media española. Sangrante resulta el dato entre la población menor de 25 años: el paro supera ya el 40%, y nos convierte en la 3º autonomía en el ranking de comunidades con mayor desempleo juvenil.

En 2009, la contracción del sector industrial fue del 15%, medio punto más que la media, y la caída de la economía regional fue del 3,95%, 12 décimas más intensa que la estatal. El índice de negocios del sector servicios se hundió un 14,5%, ocho décimas más que el dato agregado nacional. El índice de comercio retrocedió un 8,2% mientras la media española se queda en el 5,4%.

Y el balance del año 2009 para el sector turístico es deplorable: la ocupación cayó un 15% y el precio medio un 16%. Los hoteles de tres, cuatro y cinco estrellas sufrieron un descenso de facturación del 20%, siendo Valencia la provincia peor parada, a pesar de los excesos inversores en megaconstrucciones y supereventos elitistas del gobierno Camps.

El discurso del PP valenciano está agotado, y nadie se puede creer viendo estos datos agregados que la Comunitat Valenciana es el motor de España, o que somos la autonomía que más empleo genera, o la que más exporta, o la que más crece en producción industrial... ni tan siquiera somos "de las que más" en ninguna de las categorías mencionadas. ¿Qué tiene que decir el sr. Camps ante estos demoledores datos? ¿Seguirá el valenciano de a pie creyéndose el discurso de que la Comunitat Valenciana es la pera limonera gracias a la gestión económica del PP?