Muchos ya sabemos que la mal llamada “Renaixença” tuvo lugar a mediados del siglo XIX, aunque tal palabra fuera una de esas entelequias que no van a ninguna parte, ya que, no se renovó lengua alguna (lo que, en el fondo pretendían crear una lengua, fagocitando la lengua valenciana con la que se sentían identificados desde el principio, para así, poder absorber su codiciado Siglo de Oro literario); además, sus autores siempre llamaban a su lengua “provenzal” o “lemosina”.Como en más de una ocasión hemos podido ver, se puede decir que la creación de la gramática de la lengua catalana así como la escisión definitiva con respecto al provenzal, tras un proceso transitorio de alrededor de medio siglo, la tenemos en 1.906. Un proceso que se intensificó cuando Isabel II entregó definitivamente a Cataluña el Sur de Tarragona y gran parte de Lérida en perjuicio de Aragón, y así, pudieron los escritores y recopiladores de la época, enriquecer el provenzal de los históricos Condados con el vocabulario de los nuevos territorios, ricos en términos aragoneses e incluso valencianos; además se iría produciendo una escalada nacionalista que además se intensificaría tras la pérdida de las últimas colonias españolas en 1.898, es decir, Cuba, Filipinas y algunas islas del Pacífico.Un siglo después aproximadamente y casi en las Antípodas, nos vamos a dirigir a Filipinas, ya que se han producido desde su independencia numerosos cambios lingüísticos: sabemos que muchas colonias de países europeos, antes y después de sus respectivas independencias, a veces se han producido fenómenos de idiomas llamados “criollos” fruto de la imposición de la lengua colonizadora al mezclarse con las nativas y/o las de los territorios de origen de los esclavos en caso de haberlos, y que, han acabado convirtiendose en idiomas nuevos.En el caso del Colonialismo español, tampoco quedó al margen de este fenómeno, si bien es cierto, que aquí se usa un doble rasero a la hora de clasificar las lenguas y ya me gustaría saber, aplicando los criterios del Sr. Chomsky, si muchos de los supuestos dialectos españoles en Sudamérica no serán ya idiomas própios, incluso desde hace un tiempo; hay que tener en cuenta de que el hecho de que dos idiomas sean inteligibles, no significa que sean el mismo y que incluso aún habiendo sido el uno dialecto del otro, llega un momento en el que estén lo bastante diferenciados para considerarlos lenguas aparte (y de hecho, está sirviendo de excusas para ocasionales y repentinos ataques de “españolitis” por parte de nacionalistas, en especial, catalanes).Sea como fuere, si nos vamos a Filipinas, podemos ver como, tras su independencia, muchas lenguas nativas se mantuvieron, e incluso Cori Aquino se encargó de eliminar la oficialidad del idioma español sustituyendolo por el inglés. La cuestión es que el español puro esta ya casi desaparecido incluso como segunda lengua, pero mientras, un dialecto criollo se ha ido enriqueciendo de voces nativas, sobre todo tagalas y cebuanas, en especial, en Mindanao, hasta acabar siendo reconocido como idioma: El Chabacano. Incluso lenguas autóctonas como las citadas tagala y cebuana tienen también una fuerte influencia española. Tiene varios dialectos y además de Mindanao, también se usa en algunos lugares limítrofes de Luzón e incluso en una ciudad de Malasia. De todos modos, sólo lo hablan unas 600.000 personas, 12.000 de ellas en Malasia.Y bien ... ¿Cómo suena el Chabacano? ... Como muestra, voy a transcribir un párrafo para dar una idea:
Desmontando el catalanismo: Hablando del chabacano... Cataluña y Mindanao, casos lingüísticos paralelos
“FILIPINAS.
Gracias a Rudyweiss.
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